Una defensa perra

La comparecencia televisiva de Acevedo Vilá anoche me recordó dos muy famosas de Richard Nixon. La primera fue la de 1952, cuando se le imputaba haber recibido $18,000 en donativos ilegales y, al negarlo, sólo admitió haber recibido como regalo a la perra Checkers para su hija. Ha pasado a la historia como the Checkers speech. La segunda ocurrió en 1973, en pleno vendaval de Watergate, cuando le dijo al país que tenía derecho a saber si su Presidente era un pillo, y que "Well, I'm not a crook."

En este país, en que la originalidad escasea casi tanto como la vergüenza, me parece mucha la casualidad apuntada. Alguien ha tomado estas dos comperecencias de Nixon, las fundió en una - con todo y la referencia al "mejor amigo del hombre"- y le preparó el libreto patético que leyó anoche el Gobernador. Baste un señalamiento: ¿Por qué Aníbal insiste en decir que no hay fondos públicos de por medio en lo que se le imputa, cuando eso nunca ha estado en discusión? Aquí la imputación fundamental es haber montado un esquema para beneficiarse de fondos privados en violación de leyes electorales federales y una que otra de nuestra jurisdicción. Su defensa es irse por la tangente, igual que hace Fortuño en el caso de su esposa.

Si yo fuera Acevedo Vilá, lo último que haría sería usar de modelo al hombre que pasó a la historia como Tricky Dick.

Comentarios

Roberto Ariel Fernández ha dicho que…
"Soy político. Por lo tanto, soy deshonesto. Tengo que serlo, porque: 1) Soy un mediocre que no puedo ganarme la vida y hacer buen dinero con un trabajo "convencional"; o 2) Comencé como un idealista, pero las realidades de este sub-mundo me llevaron a despertar a los hechos; o 3) En la política, el que no es deshonesto se tiene que dedicar a otra cosa; o 4) Todos somos deshonestos, pero solamente yo soy capaz de ayudar a mi país; 5) Todas las anteriores."

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