Trabajar para la dignidad

La ex Contralora, miembro de ese grupo de profesionales que dicen tener todas las respuestas para los problemas de Puerto Rico, se inserta en el discurso soberanista de último cuño. Sólo que, como es usual en quienes han cultivado el arte del disimulo toda su vida, no se atreve a llamar las cosas por su nombre. Por eso, nos habla de que tenemos que contar con "herramientas" para competir y atraer inversiones, "exenciones" de las leyes de cabotaje y "poder" para negociar tratados. Es decir que doña Ileana se conforma con un chispito de "soberanía", para arreglar el país. Ella no quiere todos los poderes de la soberanía, Dios la libre de eso.

Lamentablemente para esta gurú de las finanzas privadas y públicas, sus socios del Norte, para quienes ella ha trabajado incansablemente, no quieren ceder esas "herramientas", "exenciones" y "poderes" a su colonia del Caribe. Desde 1953, la gente de su partido ha estado mendigando esas migajas, y no les ha dado resultado. Por eso, doña Ileana haría bien en quemar sus últimos cartuchos luchando por la suma total de esos poderes que a ella le parecen tan convenientes.

Una pena que ella llegara tarde para salvar a González Padín.

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