¡A pagar, a cómo dé lugar!

El empeño de Pedro Pierluisi de que se pague la deuda pública, cueste lo que cueste, se debe a dos cosas. La primera es su papel de principal antagonista del Gobernador; obviamente, hay que oponerse a todo lo que el hombre que ocupa la silla que se quiere ocupar proponga. La segunda es que Pierluisi es un abogado blanquito del sector corporativo; de ese que piensa que los contratos y las deudas -- siempre con los grandes acreedores --  son punto menos que sagradas. Por lo tanto, él no concibe el impago, pues eso no es de personas o países «responsables» y «serios». Allá Argentina o Grecia, que son unos irresponsables, por no cumplir sus compromisos con los bonistas que los Pierluisi del mundo defienden a brazo partido.

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