La almeja y yo

Hay amores que matan, incluso los amores al conocimiento. Una almeja que se supone tenía 507 años acaba de morir, a causa de los exámenes que unos científicos le practicaron. Como querían saber con mayor precisión la edad del molusco, lo abrieron...y murió. De primera intención, se calculó que la almeja tenía algo más de 400 años, pero los estudiosos, en su afán de exactitud, no se conformaron con el dato aproximado. Así que la trastearon, con el resultado ya dicho.

Es lo que digo: a los viejos no nos deben trastear, pues el remedio es peor que la enfermedad. A punto de cumplir 64 años, le huyo a los métodos «invasivos» que prometen resultados más certeros.

No me vaya a pasar como a la almeja.

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