Doblemente brutos

Las versiones para encubrir el maltrato infantil se ponen de moda. La clásica es que se está tan distraído y ocupado que se olvidan del niño en el asiento trasero del vehículo, y se acuerdan varias horas después, cuando el muchachito ha muerto reventado por el calor. Esos olvidadizos son ya una epidemia.

Ahora los niños se caen de la cama todos los días, reventándose los sesos y golpeándose todo el cuerpo. Sí, Pepe. Esos padres, además de monstruos, son unos brutos, pues no se dan cuenta de que los exámenes médicos revelan fácilmente si la naturaleza de las heridas es accidental o provocada por golpes dados a propósito.

Si alguien merece «mano dura contra el crimen» son estos desalmados.

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