Apreciando lo nuestro
Creo haber comentado antes en un momento como éste la gran ironía de la gente nuestra que se ha ido a Estados Unidos huyéndole a los huracanes y otros fenómenos atmosféricos que suelen asociarse con el Caribe. Igualmente, los americanos de allá muchas veces nos compadecen por estar expuestos a lo que ellos suponen es una tormenta detrás de otra en esta zona del mundo.
Lo cierto es que, aunque la mitad del año la pasamos en vela por los huracanes, la vida en el Caribe no se nos hace insoportable, y es mucho más placentera por el clima que la del hemisferio norte, donde hay mucha más destrucción e inconvenientes ocasionados anualmente por incendios forestales, nevadas y tornados que los de la ocasional tormenta tropical en estas aguas.
En fin, aquello no lo quiero ni regalao.
Lo cierto es que, aunque la mitad del año la pasamos en vela por los huracanes, la vida en el Caribe no se nos hace insoportable, y es mucho más placentera por el clima que la del hemisferio norte, donde hay mucha más destrucción e inconvenientes ocasionados anualmente por incendios forestales, nevadas y tornados que los de la ocasional tormenta tropical en estas aguas.
En fin, aquello no lo quiero ni regalao.
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