Una cuestión política

Me parece que los tribunales deben tener sumo cuidado al adjudicar los casos en que un candidato rechazado por su propio partido pretende que se le postule. Se trata, principalísimamente, de una cuestión política que debe dirimirse en el foro de esa naturaleza, no en el judicial. Cuando, por ejemplo, una colectividad política tan corrupta como el Partido Nuevo Progresista rechaza a un candidato, es porque rompió el «corruptómetro», y no se le debe obligar a cargar con ese «muerto».

Aunque revestidos de un gran interés público, los partidos políticos son organizaciones privadas que tienen derecho a decidir quiénes son sus miembros y a quiénes postulan para los cargos electivos, a base de afinidad ideológica y programática, así como de otros factores. No es posible ni deseable que el Poder Judicial le imponga a un partido político la candidatura  de alguien, sobre todo, si esa persona ha sido impugnada públicamente por actos ilegales o indebidos.

Comentarios

Entradas populares