[In]actividad bancaria

El caso de la señora declarada «muerta» por el Seguro Social y, en consecuencia, por un banco -- con todos los inconvenientes que algo así conlleva -- demuestra cómo la falta de sensatez y el apego absurdo a lo que surge de un informe -- sobre todo si lo genera una computadora -- producen y perpetúan un error manifiesto. Uno se pregunta por qué en casos como éste no se hace una indagación mínima y sencilla para corroborar la veracidad de un dato que tiene consecuencias tan importantes y antes de proceder a congelar cuentas bancarias o suspender beneficios de pensiones. Claro, lo peor de todo es que, una vez aclarado que ella no había fallecido, tanto el Seguro Social como el banco reincidieron en  la equivocación.

Esta situación no es del todo rara. Hace algunos meses, mi esposa fue declarada «muerta» por una entidad bancaria, cosa que impidió que se le otorgara un préstamo para comprar un automóvil. Lo interesante era que el banco seguía honrando los cheques girados por la «muerta», nunca congelaron la cuenta ni me notificaron mi «viudez». Al día de hoy, nadie se ha responsabilizado por esta comedia de errores, pero todo tuvo un final feliz, pues mi esposa se pasea en un Passat último modelo.

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