Maestros «al vapor»

Aunque no soy pedagogo, tuve 20 años de educación formal y alguna experiencia docente al nivel universitario. Sobre esa base, la idea de que se pueda certificar como apto para enseñar a un maestro de una materia en otra de difícil reclutamiento, luego de 21 créditos en ella, me parece un tanto arriesgada. Primero, porque enseñar una materia supone, ante todo, la disposición, el gusto o la vocación para ello. Si el cambio no se da por esa razón, sino para aprovechar alguna ventaja económica o profesional, dudo mucho de su eficacia.

Segundo, porque si se trata de plazas de difícil reclutamiento es que son materias que requieren un grado de conocimiento y destrezas de cierta complejidad que no se adquieren con cursos acelerados y atropellados. Si fuera fácil enseñar dichos cursos, no habría la escasez de maestros que se pretende remediar con este engendro.

Lo que hay que hacer no es cambiar de «jinete» en medio de la carrera magisterial, sino ofrecer las condiciones de empleo que atraigan a las personas idóneas para ocuparse, desde el principio, de los cursos en cuestión. Hágase justicia salarial y de otra clase al magisterio puertorriqueño, y aparecerán los buenos maestros para todas las materias.

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