Dos mierdas

Algo hay de justicia poética o simbolismo en el hecho de que los confinados de alto copete en la cárcel federal se comunican a través del inodoro. La imagen del exsenador Jorge de Castro Font y la exbanquera hipotecaria Nancy Hernández casi metiendo la cabeza en el retrete para hablar por la tubería de sus pillerías reconforta el alma. Ningún sitio mejor para dos personas que se embarraron de por vida. Así terminan su historia un hombre que juró por su madre muerta que era inocente, y una mujer que ahora saca a relucir su orfandad en Cuba como atenuante de haber perjudicado a cientos de dueños de hogares.

Ambos merecen que la sociedad puertorriqueña los eche al inodoro de la historia y hale la cadena...

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