Un vocero comercial

En este gobierno, que no distingue entre la función pública y los intereses puramente privados, escucho al Secretario del DACO opinar sobre las ventas comerciales en el maldito «viernes negro», como si él fuera un representante de la Cámara de Comercio o del Centro Unido de Detallistas. Él, de lo que se tiene que ocupar, es de velar las consuetudinarias pillerías de ese sector, no de estar dando «boletines sobre el estado del tiempo» económico.

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