¡No me vacuno nada!

Sigue creciendo mi desconfianza en la ciencia médica. Ahí tienen esas vacunas «aguás» que le han puesto a un montón de muchachitos, supuestamente para protegerlos de la fiebre que hasta hace poco llamaban porcina. Y hace un mes fue peor, pues vacunaron a un batallón de gente y le causaron una reacción alérgica severa. Evidentemente, la histeria con la pandemia, y el afán de lucro de las farmacéuticas, son un caldo de cultivo para la chapuza científica, que terminará como el proverbial «remedio peor que la enfermedad».

A punto de entrar a la «tercera edad», me conformo con lavarme las manos con regularidad y beberme mi juguito de china diariamente...

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