¡Bravo, Evo!

El resonante triunfo de Evo Morales es otra «bofetá sin mano» al imperio, que no ceja en su afán desestabilizador de éste y los demás gobiernos que se rehúsan a ser sus lacayos. El indio les ha salido duro de pelar. Ellos, acostumbrados al abuso y el exterminio de los suyos, lo subestimaron, al igual que le pasó a Churchill, cuando se refirió a Gandhi como «ese hombrecito ridículo en taparrabos». La piel oscura y una supuesta falta de «sofisticación» llevaron a los blancos del Norte a presumir que Morales era un mangó bajito que se iba a caer solito, por no saber gobernar, o con la «ayuda» de ellos.

Ahora, se lo van a tener que «chupar» hasta el 2015.

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