Alejandro, el malcriado

Independientemente de la opinión que a uno le merezcan los méritos o falta de ellos de la decisión de los legisladores de mayoría que le votaron en contra al proyecto de reforma contributiva, resulta muy desafortunado tildarlos de cobardes y flojos de espíritu. Nadie que, ante toda la presión partidista en un asunto como este, ejerza su criterio de manera independiente merece que se le denoste de esta forma. Sólo la inmadurez personal y política del Gobernador, y su falta de categoría en todo el sentido de la palabra, explican semejante pataleta.

Con cada día que pasa, García Padilla se nos revela en toda su ineptitud, mezquindad y pequeñez. El alegado 21% que votaría por él en las elecciones de 2016 se achica aceleradamente con sus desaciertos, dentro y fuera de su partido. Ahí tienen quienes votaron por él porque es guapo.

Ni los que ya obtuvieron lo que querían -- contratos o nombramientos a largo plazo -- vuelven a hacerlo.

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