«Una medallita, por favor»

Los boricuas tenemos un afán enfermizo de reconocimiento. Acomplejados por la colonia, necesitamos distinguirnos en lo que sea, para compensar nuestra subordinación en todos los órdenes de la vida.

La foto del Comisionado Residente en Washington entregando la medalla de Corazón Púrpura a un veterano puertorriqueño de la Guerra de Corea es prueba fehaciente de lo que señalo. Evidentemente, el hombre ha gestionado esa distinción por algo que pasó hace más de 60 años. Y ese algo fue que lo hirieron, pues la medallita se otorga por ser herido o ser cadáver en una guerra de Estados Unidos, es decir, no por algún acto heróico o de gran mérito militar. Tanto es así que el estimado de esta medalla en la Guerra de Corea es de 118,650.

Reclamar una medalla de esta clase por haber sido herido hace 60 y pico de años en Corea es el colmo del afán de reconocimiento...

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