Fumándose la vida

Dicen los que fuman -- no lo sé por experiencia propia -- que ello les calma los nervios. Debe ser cierto, a juzgar por el resultado de un estudio hecho aquí que revela que hay una mayor incidencia de tabaquismo entre la gente que no es heterosexual, un sector poblacional sujeto a múltiples conflictos internos y externos. No hay que insistir mucho en la dura realidad que enfrentan todos aquellos cuya sexualidad es distinta de lo que muchos consideran «normal». Aun con todos los avances en la conciencia social sobre sus derechos y valía personal, los homosexuales sufren de una gran ansiedad y otras condiciones producto de la vida marginada a la que la sociedad en general los condena. Lamentablemente, ello los lleva a buscar alivio a la tensión emocional en el tabaco, en una proporción mayor que el resto de la sociedad.

Esperemos que con la mayor aceptación de esos grupos que se va registrando se reduzca su dependencia física y piscológica del dañino tabaco.

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