Impermisible

El lío legal -- que tiene mucho de bochinche vecinal -- acerca del establecimiento Hostería del Mar tiene su génesis en una mala y vieja costumbre en nuestro país: alterar las zonificaciones urbanas para complacer intereses económicos y particulares. Una vez se modifican, ya se establece un precedente que otros siguen, y cuando se viene a ver, el carácter del sector o vecindario ha quedado irreversiblemente alterado y desvirtuado. Lo otro que ocurre es que, una vez se permite una ligera variación para acomodar un negocio, no tarda mucho en que éste solicite otras, para ampliar o mejorarlo. El resultado es el desmadre urbano que vivimos, por el cual negocios y residencias conviven, puerta con puerta, para mortificación eterna de los vecinos.

Otro ejemplo del efecto de gobiernos pusilánimes, incapaces de mantener un estado de Derecho que proteja a la gente de la voracidad de intereses comerciales y económicos.

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