Yo gateo, tú gateas, él gatea...

Todos los días se aprende algo. Leo en el periódico esta declaración de una pediatra: «Se sabe que el gateo puede ayudar a que el niño aprenda a leer y a escribir». Pues, ahí está la razón de un analfabetismo que se calcula en 226,000 personas, más sabe Dios cuántos analfabetas funcionales. Claro que, si añadimos los que «saben» leer y escribir pero lo hacen a un nivel muy deficiente, entonces no paramos de contar.

Evidentemente, varias generaciones de puertorriqueños no han gateado...o lo han hecho muy mal. Quizá para evitar que el nene se ensucie, las madres o los padres lo han recogido del piso prematuramente; de ahí nuestros problemas lingüísticos.

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