Una nueva Inquisición

Pongo por delante que dejé de ser católico en 1968, y que soy un duro crítico de la Iglesia Católica y de sus desmanes de todo tipo. Pero, tengo que unir mi voz a los que protestan por el atropello al Arzobispo de San Juan, fraguado por sus enemigos ideológicos. El «pecado original» de monseñor González Nieves es reconocer a Puerto Rico como nación y, por tanto, erigir un altar a la Patria en la Catedral de San Juan y querer enterrar los restos de nuestro primer diputado a las Cortes de Cádiz en ese mismo recinto. Como puertorriqueño independentista, celebro la valentía moral del prelado de afirmar nuestra nacionalidad.

Cualquier sanción vaticana por estos motivos será un baldón más en la ya dilatada historia de barbaridades de la Iglesia. Limito mi apoyo a este contexto. Si hubiere otros fundamentos para sancionarlo, reservo mi juicio al respecto.

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