Dándole tiempo al tiempo

Quizá me equivoco, pero advierto cierto «desgano» y parsimonia en la investigación contra el matrimonio Cordero-Martorell. Incluso, el lenguaje gestual de los agentes a cargo de la investigación y los voceros policiacos y del Ministerio Público no comunican mucho empeño. Llama la atención esta pasividad porque, desde hace varios años, aquí el sistema de justicia penal se ha llenado la boca hablando del compromiso con combatir el abuso sexual contra los menores. Por eso, resulta raro que a la Policía y a la Fiscalía no le haya interesado ni siquiera «entrevistar» a los padres y alegados implicados en este caso. Hoy se ha dicho que no hay intención de hacerlo hasta dentro de una o dos semanas. Es como si se les quisiera dar tiempo suficiente para preparar su defensa. Me parece significativo, además, que ciertos oficiales de la Policía hayan dicho que Cordero «está destruido» y que dice ser «inocente», convirtiéndose con ello en sus voceros y empezando a apelar al «ay bendito» de la comunidad.

Esta actitud desganada parece que es contagiosa. El otro día observé a la Procuradora de las Mujeres hablar con cierta «frialdad» sobre la denuncia de las jóvenes universitarias manoseadas por la Policía en sus intervenciones en la huelga. Entendiendo que debe proyectar ecuanimidad, me dio la impresión de que rogaba para que le «apartaran ese cáliz». Tengo mis dudas de que se produzca una acción suya por esos hechos.

El tiempo dirá.

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