O se canta o se calla

Vivimos en un país en que la fonomímica y la imitación son tenidas por un arte digno de presentación en espectáculos públicos. Hace poco he visto en un centro comercial a un grupo de tres muchachas y un joven; ellas fingían cantar, mientras él fingía tocar una guitarra plástica, de evidente juguete. Ninguno tenía micrófono para siquiera cubrir un poco el «aguaje».

Cierto es que, al principio de la televisión, se presentaban actos fonomímicos como pasos de comedia, con ejecutantes muy talentosos en la destreza de sincronizar sus gestos con los sonidos que se escuchaban. Pero, eso, era claramente otra cosa. Después vino la moda de poner a los niños a imitar a artistas conocidos, monería de dudoso valor artístico.

En fin, ya estamos grandecitos para continuar con estos infantilismos.

Comentarios

Entradas populares