«A [Estados Unidos] rogando, y con el mazo dando»

Siguiendo el ejemplo de los loquitos del Tea Party allá, los loquitos de la anexión acá han asumido la ofensiva. Ayer, en la emblemática calle Chardón, quemaron la Constitución de Estados Unidos - bueno, la Cláusula Territorial, pero por ahí se empieza - y acusaron a los americanos de tenernos como «esclavos». Pero, claro, gente como Aponte y Castellanos están por encima de toda sospecha de anti americanismo, así que está bien. Si lo hacemos los independentistas, nos aplican la Patriot Act y vamos presos.

Aponte ha vuelto a las andadas, pues tiene antecedentes de desorden público, aunque por cosas más pedestres, como una campaña electoral. Castellanos, por su parte, desde que se quitó la toguita judicial - nunca fue juez sino magistrado, que es como un juez de palito - , se ha destapado como un estadista furibundo, y ahora afirma que hay que gritarle a los yanquis como Moisés le dijo al Faraón - en The Ten Commandments, por lo menos -: "Let my people go!"

Sea como fuere, me parece que es bueno que grupos de todas clases vociferen su oposición a que la colonia continúe. Lo que es inaceptable es la complacencia con la subordinación política. A eso es a lo que hay que pegarle fuego por los cuatro costados.

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