Consejos de madre

Las tragedias en nuestras playas se deben, esencialmente, a la ignorancia y a la temeridad de los bañistas. Creo que más a lo segundo que a lo primero. Si bien pudiera imputarse desconocimiento a los turistas y visitantes del exterior sobre las condiciones particulares de una playa, lo cierto es que la mayoría de las veces la persona hace caso omiso de las advertencias de letreros o de conocedores del área, y se tira al mar, del cual sale sin vida o nunca se recupera su cuerpo.

Mi madre solía decir que la Cuaresma no es tiempo de playa, aludiendo a una sabiduría ancestral. Parece que tenía algo de razón.

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