Tocados y «tocadas»

Nunca he entendido por qué hay que hacer el ridículo para hacer la caridad. Pongamos por caso los infames desfiles de sombreros del Club Cívico de Damas, una tradición de mal gusto, que ya resulta un anacronismo de marca mayor. Todas esas buenas señoras deberían dedicar ese dinero y tiempo a algo más productivo que ser un hazmerreír social. Esto, al igual que las sororidades, es algo passé, fuera de época - si es que alguna vez se justificó - perteneciente a una especie de «adolescencia» e inmadurez del género femenino.

Más que llevar tocados en la cabeza, estas mujeres están «tocadas» de la cabeza.

Comentarios

Entradas populares de este blog

De vuelta

La cocina de Palacio

Gringadas