Los juegos de manos son malos.

Tomando como ciertos los comentarios hechos por los compañeros de los policías involucrados en la aparente muerte accidental de uno de ellos, me parece que se fue muy condescendiente con una conducta que no debió permitirse, habida cuenta del peligro que representaba para ellos y quienes estuvieran cerca. Los policías no deben hacerse bromas pesadas o enfrascarse en forcejeos o «juegos de muchachos.» Ese comportamiento no es digno de un agente del orden público, revela un grado de inmadurez inquietante y tiene el potencial de degenerar en conducta violenta entre personas armadas. Hay que ser firme e inflexible con quienes incurran en este comportamiento. Las labores policiacas no son cosa de niños.

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