¡Bola al aire!

No es que me parezca mal la iniciativa gubernamental - que no es algo nuevo - de llevar el deporte a las comunidades marginales o pobres, como medida para mejorar la calidad de la vida en esos ambientes. Lo que me parece es que no debemos hacernos de ilusiones, pensando que eso va a tener un efecto significativo en la prevención de los vicios del alcohol y las drogas. La realidad es que, como he dicho antes, el deporte está cundío de gente que consume - dicho sea de paso, con mucho éxito - toda clase de sustancias controladas. Basta con escuchar y ver los medios de comunicación, para comprobar lo que digo.

Así que no nos engañemos, y tengamos expectativas realistas acerca de lo que se puede lograr con estos programas deportivos.

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