Jugando a «policías y bandidos»

Independientemente de que el policía que hace casi un año en Cleveland mató al niño negro de 12 años que blandía un arma -- que resultó ser simulada -- haya tenido una razón justificada para hacerlo, lo cierto es que lo que dio lugar al incidente fue la imprudencia del jovencito, surgida de esa obsesión con las armas de fuego típicamente americana. Resulta innegable que el muchachito llevaba un rato apuntando con su «arma» a las personas que se encontraban en las inmediaciones del parque donde ocurrieron los hechos. Ante la duda razonable de si el arma del chico era de verdad, el desenlace era previsible.

En ningún lugar del mundo resulta aconsejable manejar un artefacto que se asemeje a un arma de fuego en público de manera amenazante. Mucho menos en estos momentos en Estados Unidos, sobre todo, si se es negro.

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