«¡Qué solos se quedan [algunos] muertos!»

La pobre Farrah Fawcett estaba tan «salá» que le dio por morirse el mismo día que Michael Jackson. Ella, que en vida disfrutó del proverbial cuarto de hora de fama pronosticado por Andy Warhol, en la muerte no tuvo ni cinco minutos frente a Jacko. La mujer con el cartel más vendido en la historia fue eclipsada por el ¿hombre? con el disco más vendido en la historia. Toda su belleza "standard" - rubia, ojos claros, dientes blancos y parejos y cuerpo escultural - se derrumbó ante el cáncer. Él, que era una ruina humana y moral, la venció en el terreno movedizo de la preferencia de un público morboso y ciego a los verdaderos valores, presto a tener como ídolo a cualquier espantapájaro.

Comentarios

Jaime Riera Seivane ha dicho que…
Su muerte me entristeció mucho, no solo, porque murió una de mis íconos de la decada de 1970, sino porque murió de una enfermedad asquerosa.

Tienes razón al decir que Wacko Jacko oscureció su muerte. Yo crecí y hasta estuve loco por tener un afiche de ella, pero nunca me dejaron tener uno. Ahora lamento todo esto, pero más lamento su muerte a una edad temprana, porque uno debe morir bien viejo.

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