«Me extraña y me araña.»

Quizá me adelanto demasiado a los acontecimientos, pero me aventuro a decir que la idea de Spiderman, la obra musical, no es buena. Si la versión o versiones fílmicas son de dudosa calidad artística, tengo mis serias dudas de que pueda hacerse algo decoroso en Broadway, en términos de libreto y música. Por más efectos especiales que se le incorporen, no creo que el tema pueda inspirar una trama y, sobre todo, unas canciones que entusiasmen y resulten memorables.

La crisis creativa del cine y el teatro de Estados Unidos los ha llevado a buscar «inspiración» en los comics, fuente que suele apelar a unos gustos juveniles y livianos, con énfasis en la acción física y la violencia. Dudo mucho que de ahí salga un clásico del teatro musical.

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