«[No] da lo mismo pato que gallareta.»

El afán de distinción que corroe nuestra alma colectiva desde siempre se manifiesta también en la importación de animales exóticos. Como si no fuera suficiente con las especies autóctonas, ahora nos enteramos de que hay gente trayendo al país salamandras europeas, patos ingleses domésticos, cardenales de Brasil, ratas de Noruega, periquitos australianos y cotorras africanas. ¡Hombre, esto no puede ser!

En este ambiente de despidos y desplazamientos a granel, hay que defender a la fauna portoricensis. ¡Basta ya de invasiones! ¡Ni una más, después de la del 1898! Yo me quedo con las salamandras y las ratas del país.

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