«Miénteme una eternidad...»

Vaya por delante mi adhesión al ejercicio pleno de los derechos y libertades constitucionales. No obstante, el llamado a repudiar con una marcha los actos del gobierno de Fortuño me parece inútil y tardío. El día para eso era el 4 de noviembre de 2008. Y no me vengan a decir que él prometió que no iba a despedir empleados públicos, como una justificación para haber votado por él. Eso es como haberle creído a Acevedo Vilá sus «cantos de sirena» soberanistas, y ahora lo vemos, como siempre, defendiendo la colonia en el Congreso.

Fortuño es solamente el embustero de turno.

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