Ayer y hoy

Uno se tiene que reír - dentro de la tragedia - porque, cada vez que cambia el gobierno, ante el problema del crimen - sobre todo el violento - los nuevos incumbentes dan como explicación lo que en boca del ahora adversario en la oposición era una mera «excusa»: la culpa es de la droga y su tráfico ilícito. Aquello que ayer fue inaceptable y señalado como muestra de incompetencia y falta de vigor, ahora es una realidad ante la cual no hay mucho que hacer. Incluso se reclama que el número de asesinatos y homicidios es un indicador del «éxito» en la lucha contra el narcotráfico, pues se debe a la escasez de la droga y al descabezamiento de las pandillas de todos esos «operativos» policiacos.

Y uno se pregunta: ¿pero, y todas esas pandillas «desarticuladas» y puntos de droga eliminados? O eso no es cierto, o aquí todos los días surgen docenas de personas que se dedican al crimen, por lo cual nunca se va a resolver este problema. Entonces, no se trata de una administración gubernamental u otra. Figueroa Sancha con todo su FBI detrás no ha podido detener la ola criminal; de hecho es peor durante su incumbencia.

No lo salva ni el gas pimienta.

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