Mejor quebrados...
Al margen de las razones, digamos «técnicas», para oponerse a la venta de Chrysler a Fiat, tengo la sospecha que algo hay de xenofobia en el asunto. Hace poco escuché a alguien decir que no debía venderse a una empresa «extranjera.» Pues, bien, que sigan quebrados, por la arrogancia y el falso orgullo de no querer admitir que los europeos fabrican mejores autos. La estupidez de Detroit no tiene límites.
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