"No dejéis que los niños vayan a ellos"

A Benedicto XVI le ha dado con "visitar altares" para pedir perdón por las fechorías de los pederastas con sotana, así que, por lo visto, se le va a ir el papado en eso, pues se le han multiplicado los casos más que los panes y los peces. Lo que algunos tontos creyeron que eran dos o tres "ovejas descarriadas" ha resultado ser un rebaño esparcido por todo el globo terráqueo. Creo, pues, que el "cambio climático" del cual quiere crear conciencia también va a tener que ir acompañado de un cambio en el "clima" de la Iglesia. Antes de que nombren una comisión papal para que estudie el asunto, yo, como ex católico, le voy a allanar el camino a esos "Padres de la Iglesia."

Lo primero que hay que hacer es no dejar entrar a los seminarios a individuos claramente homosexuales o cuya sexualidad es más complicada que el misterio de la Santísima Trinidad. Nunca he entendido cómo es posible que la gente que tiene esa línea directa con el Señor tenga tan poco discernimiento y no pueda reconocer lo que es evidente para los demás mortales. Una vez dentro, la desesperación por la falta crónica de vocaciones no debe impedir que boten a estos individuos que se "colaron." De no hacerlo, es cuestión de tiempo: rodeados de muchachitos, al cura se le "despierta el lobo." La sexualidad reprimida que el celibato supone es caldo de cultivo para estos toqueteos, y no hay duchas frías ni santos rosarios que valgan.

Después se creen que con pedir perdón lo arreglan todo.

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