Dos más dos...

La propuesta de vender los centros vacacionales del gobierno - al igual que las demás hechas por los CPA - surge de una postura filosófica y vital de ese grupo profesional. Cuando se vive con las gríngolas del bottom line, se pasan por alto las demás consideraciones de la vida, y todo queda reducido a cuestiones de activos y pasivos y cuadres de cuentas. La política pública de un país tiene que ser mucho más que balancear el presupuesto y lograr la rentabilidad de sus activos. Inmersos en el mundo de los negocios y los intereses privados, los contadores no ven más allá de sus estados de situación e informes auditados.

Bien sea por ello o porque responden a una agenda bien trazada, las recomendaciones del Colegio de CPAs - que, fundamentalmente, plantean el demantelamiento del gobierno - llevarían a pasar ciertas funciones a manos privadas. Pregunta: ¿Quiénes van a llevar la contabilidad de esas empresas, actuales y por establecer, para hacerse cargo de las propiedades y responsablidades anteriormente públicas? You guessed it. A los CPAs les conviene que todo se privatice, pues así se procuran grandes fuentes de ingreso adicionales.

Tenemos que acabar con esa "mitología" de que los contadores públicos autorizados son unos profesionales que están por encima del bien y el mal; que no se equivocan; que son castos y puros, pues sus opiniones siempre son el producto de un análisis objetivo y no comprometido con alguna idelogía, y que, por lo tanto, hay que tomar lo que dicen como si estuviera escrito en piedra por Jehová.

Finalmente, ¿conoce el lector algún CPA que se haya hospedado alguna vez en un centro vacacional gubernamental?

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