Reviviendo una muerta

Debe haber una razón que está fuera de mi capacidad de entendimiento, porque no comprendo la celebración anunciada por V. Suárez & Co. acerca de la llegada de la cerveza Schaefer a Puerto Rico hace 70 años. Hombre, que algo así sea digno de bombos y platillos dice mucho -- y no muy bueno -- de la empresa importadora. Esa cerveza, que hace mucho tiempo tuvo mucha aceptación en este mercado, ya no figura ni remotamente en la lista de compra del bebedor boricua, ni está disponible en los restaurantes, dato muy significativo. La razón es sencilla: el paladar cervecero se acostumbró a otro sabor con más «cuerpo», como el de las cervezas europeas y las artesanales que dominan el mercado.

Hace 70 años éramos más provincianos, y una cerveza americana gozó de aceptación. Hoy, todo el mundo viaja, y nuestros supermercados están surtidos de cervezas alemanas, belgas, españolas, holandesas y mexicanas, entre otras. Difícilmente una cerveza americana un tanto aguada y pasada de moda va a volver a ser preferida entre los amantes de la cerveza en nuestro país.

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