Una banca rota

Que haya que legislar para obligar a los bancos que reposeen propiedades con piscinas a que las vacíen y eviten que se llenen nuevamente, además de darle mantenimiento a sus alrededores, como una medida de sanidad pública ante los brotes de influenza y otras enfermedades muy contagiosas que padecemos pone de manifiesto la enorme irresponsabilidad corporativa y cívica de nuestras instituciones financieras. Dicho sea de paso, los dueños anteriores de las propiedades tienen también su cuota de responsabilidad, por haberlas dejado en esas condiciones, y no haber tomado unas provisiones mínimas al respecto. Se trata de una situación perfectamente previsible tanto para los dueños como para los bancos.

La acumulación del inventario de propiedades desocupadas en estas condiciones en los últimos tres años debió alertar a las autoridades sobre la segura ocurrencia de esta crisis. Solo la actitud obsequiosa y sumisa ante los grandes intereses económicos -- de los cuales la banca es [in]digna representante -- explica la indiferencia gubernamental hasta ahora a este alarmante problema.

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