Placas sucias

No hay duda de que los acontecimientos recientes en la Policía de Puerto Rico son alarmantes. Los robos domiciliarios disfrazados de allanamientos son la última moda de la criminalidad policiaca. En un momento en que se denuncia un incremento en el renglón de esos delitos en los hogares, ahora tenemos que es la propia policía la que protagoniza algunos de ellos.

El asunto tiene doble pespunte porque, evidentemente, las víctimas son seleccionadas a base de una fragilidad o vulnerabilidad asociada al discrimen. Todo parece indicar que los policías criminales tienen en la mirilla a los dominicanos, presumiblemente, por una supuesta desventaja socieconómica y falta de apoyo en tierra extranjera. También se aprovechan de individuos que juzgan marginales, como es el caso de la transexual, cuya credibilidad se supone mínima.

Pero, el tiro les ha salido por la culata. Los perjudicados no se han dejado intimidar por los bandidos con placas, y la Policía ha actuado prontamente para sacarlos de circulación.

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