La vitrina rota

Acreditado el fraude en las primarias recientes -- consistente en votantes falsos y otros votando fuera de lugar -- resulta cínico señalar alguno que otro muerto firmando peticiones de inscripción para el Partido Puertorriqueños por Puerto Rico como objeción para validarlos como partido político con todas las de la ley. (Mi objeción es a la insoportable aliteración de su nombre.) De hecho, alguien podría decir que ya el PPPR entró en el juego electoral, recurriendo a las mismas malasmañas de los dos partidos principales.

Lo cierto es que este desaguisado electoral es muestra bochornosa del nivel tan bajo al que ha caído la democracia puertorriqueña. No puede haber confianza en la autenticidad del voto el próximo 6 de noviembre ni en la legitimidad de quienes resulten electos. La otrora «vitrina de la democracia» en el Caribe es hoy quincalla y tinglado.

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