Moral «invertida»

El escándalo de la empresa de corretaje e inversiones UBS en Puerto Rico es una muestra elocuente -- junto a muchas otras -- de una corrupción en el sector privado de la cual se habla poco, pero que es tan grande y perniciosa como la que se da en el sector público. (De hecho, la del gobierno se da casi siempre en contubernio con la de la empresa privada.) Lo que ocurre es que los empresarios hacen sus cosas en relaciones privadas, que se convierten en públicas cuando hacen crisis por sus efectos ilegales, inmorales o contrario al orden público.

El problema está en la raíz misma del capital y lo que se ha llamado, muy acertadamente, el afán de lucro. Véase que no es un interés cualquiera en obtener una ganancia razonable para vivir bien o con cierta holgura, sino un empeño desmedido por alcanzar siempre niveles más altos de rentabilidad. La realidad es que, pasado cierto punto y en ausencia de circunstancias extraordinarias, la única manera de lograr eso es haciendo alguna clase de trampa. La avaricia -- que es un defecto moral -- se convierte en una virtud y en seña de identidad en el capitalismo.

Así se hace expedito el camino hacia la ilegalidad.

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