Camaristas y otros camorristas

No sé si atribuirlo a los malos humores que genera el desasosiego económico o a los malos ejemplos del sistema político, pero, de un tiempo a esta parte, las elecciones en las entidades del sector comercial han degenerado en contiendas muy desagradables y nada edificantes. Hace poco, el Centro Unido de Detallistas se vio envuelto en una garata feísima por los puestos directivos. Ahora le ha tocado a la Cámara de Comercio -- los primos pudientes de los detallistas -- imputada de obstaculizar la aspiración presidencial de una socia de más de 30 años en la organización. Según la mujer, los camaristas mayores se comportan como una camarilla que no quiere darle paso, por su condición de género. Así es como estos ciudadanos «probos» dan un pésimo ejemplo de civismo.

Claro que tampoco en el sector laboral los cambios de mando se dan caballerosamente. Ahí tienen las batallas campales en la Federación de Maestros y las luchas intestinas en las uniones que agrupan a los empleados de Acueductos y a otros empleados públicos. Con el «precedente» del fraude electoral en las recién celebradas primarias, nada bueno debemos esperar en estas elecciones chiquitas en el servicio público y en el sector privado. Prueba al canto: el intento de robarle la elección a los dos representantes del interés público en la Junta de Gobierno de la Autoridad de Energía Eléctrica.

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