Decoro cibernético

Lo ocurrido al joven doctor que puso las infames fotos en Internet es un reflejo de la práctica imbécil de compartir la vida privada - incluso aspectos íntimos - con el universo cibernético. Mucha gente se ha deslumbrado con esta maravillosa herramienta, y cree que el resto de la humanidad tiene un interés extraordinario en saber el mínimo detalle de lo que hacen continuamente. El afán de protagonismo lleva a la imprudencia, la indiscreción y la falta de pudor.

Este medio tiene una enorme capacidad de difusión que puede usarse para bien o para mal. Queda de parte de cada usuario ejercer su mejor criterio para no caer en excesos de mal gusto o vulgaridad.

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