Con el pie izquierdo

Increíble pero cierto. Esta tarde compré un par de zapatos, y el joven que me atendió - muy amablemente, por cierto - luego de entregarme el zapato derecho y yo ponérmelo, me dio el otro, diciéndome: «Éste es el zapato izquierdo.» Evidentemente, creyó necesario hacerme esa aclaración.

La anécdota pone de manifiesto algo que uno nota en los comercios de nuestro país: un descenso apreciable en la calidad de los empleados, en su falta de conocimiento y sentido común. Hubo una época en que los dependientes - que así los llamaba todo el mundo - conocían su oficio, su mercancía y podían orientar bien al cliente. Ahora les llaman «asociados», y la mayor parte no tiene ni puta idea de lo que vende ni para qué sirve. Entonces, termina uno despachándose uno mismo.

Supongo que a esto es lo que le llaman «progreso».

Comentarios

Jaime Riera Seivane ha dicho que…
Eso me pasó una vez y de ahí en adelante yo digo: "si te necesito, te procuro".

Entradas populares