Moral pública exagerada

No entiendo el revolú formado porque un hotel le extendió unos vales para un trago a sus huéspedes, entre los cuales se incluían unos funcionarios del Departamento de Educación. Primero, si eran vales, por definición, era una cortesía del hotel, por lo cual, no representaban un uso de fondos públicos. Segundo, los vales eran por un trago, no por una bebelata. Tercero, si bien los empleados gubernamentales no deben beber en horas laborables, no hay que ser más papista que el Papa, sobre todo que el actual, que es bastante comprensivo y liberal. Tan agobiados que andan los maestros del país, y ahora queremos regatearle un «palo» por la casa.

No hay criterio, señores.

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