Un buen bastón

Yo, que hace tres años incursiono en la vejez oficialmente, me siento muy aliviado con noticias como la del «bastón inteligente». Aunque todavía no lo necesito, si llego a requerirlo, sé que, cuando me toque, alguien sabrá cuando me dé una taquicardia, me pierda caminando al supermercado o sabrá Dios qué otra función le añadan al bastón.

Siempre he pensado que la tecnología le sirve más y mejor a los viejos que a los jóvenes. Para éstos, es cosa de juego, de conveniencia o entretenimiento. Para los viejos, puede ser cosa de vida o muerte.

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