Ganar sin batear

Visto de cierta manera, el desempeño del equipo de Puerto Rico en el Clásico Mundial de Beisbol es extraordinario, habida cuenta de una ofensiva casi inexistente. Alguien debería sacar la cuenta del número de batazos boricuas que no han rebasado el cuadro interior o, si lo han hecho, ha sido por muy poco. La falta de fuerza en los batazos ha hecho muy fácil la defensiva de los equipos contrarios. A veces da la impresión de que el nuestro es un equipo de Pequeñas Ligas que juega con unos de profesionales adultos.

Ha habido, pues, una marcada desigualdad ofensiva entre el nuestro y los demás equipos del torneo. Evidentemente, los bateadores puertorriqueños no han podido conectar de manera consecuente y sólida los lanzamientos de los adversarios. Los raquíticos promedios de bateo de Carlos Beltrán y Alexis Ríos son los ejemplos más señalados del fracaso general de nuestra ofensiva.

Llegar a las semifinales -- y de paso eliminar a Estados Unidos --  en estas condiciones ha sido una verdadera proeza.

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