Una apariencia que engañó

No hay duda de que el maltrato a los animales es un problema en nuestro país. En respuesta a ello, se ha legislado para tipificar como delito sus distintas manifestaciones, y a la vez se han agravado las penas correspondientes. Pero, esa conciencia que legítimamente se ha creado al respecto ha llevado a una reacción exagerada, como la que se ha producido con relación al incidente en que la Policía sacrificó a un caballo herido de gravedad. El revuelo formado en el país partió de un supuesto equivocado: la acción policiaca no fue abusiva ni insensible, sino el único curso a seguir. La condición del caballo fue consultada con un veterinario, quien indicó que debía dársle un tiro de gracia. Lamentablemente, hubo dos intentos fallidos por mal funcionamiento de un arma de fuego, y fue necesario un tercer disparo. No hubo, pues, un acto de crueldad contra el animal, sino de compasión, ante un sufrimiento que no era posible aliviar.

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