Los eternos subordinados

El Partido Popular Democrático se encamina a reafirmar inequívocamente su vocación colonial. Su Junta de Gobierno se apresta a aprobar una expresión en el sentido de que, de triunfar el 6 de noviembre, esperarán un año para que el Congreso y el Presidente de Estados Unidos apruebe legislación para comprometerse con respetar la voluntad de nuestro pueblo en cuanto a su relación con ellos. De lo contrario, entonces se convocará a una Asamblea Constitucional. En ningún sitio se reconoce  ni siquiera la condición territorial -- léase colonial -- de Puerto Rico. La experiencia de muchos años nos dice que, de ganar, no harán cosa alguna para acabar con la situación actual.

El PPD es, pues, el obstáculo principal para la descolonización de nuestro pueblo. Teniendo como único norte el poder político, se aferra desesperada e irracionalmente a la ignominia de una relación colonial en pleno siglo XXI. Por ello, merece la condena y el repudio de todos los seres libres sobre la faz de la tierra. Ciertamente, no merece el voto el 6 de noviembre ni en consulta democrática alguna.

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