La tijera criminal

Se anuncia una nueva reorganización del sistema correccional puertorriqueño.  Como en otros sectores gubernamentales, de tiempo en tiempo, se va de la centralización al fraccionamiento institucional, mediante consolidaciones, fusiones, departamentos «sombrilla» y el desmembramiento de todo eso con la creación de agencias y entidades individuales.  No obstante los cambios periódicos, la insatisfacción general con  el sistema es perenne, pues «la enfermedad no está en la sábana» organizativa.

Dicho lo anterior, lo que preocupa es que estos cambios se gesten por razones eminentemente contables.  Este gobierno, en su afán de cuadrar presupuestos y recortar gastos,  se ha dado a la tarea de desmantelar el sector público a tontas y a locas, concentrado en lograr economías en términos numéricos, sin fijarse mucho en el efecto real de cesantías y eliminación de agencias.  En ello, no se salvan ni los confinados.

Yo, por mi parte, metería preso a quien dé estos tijeretazos irresponsables.

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