Educación política

Resulta, cuando menos, insólita la intervención directa de los alcaldes del partido de gobierno en el proceso de confirmación del designado Secretario de Educación.  No creo que los alcaldes tengan mucho que aportar legítimamente.  Claro, si lo que se quiere es ver cuán complaciente pueda ser el candidato con las pretensiones de nombramientos al nivel regional, entonces ellos deben tener vela en este entierro.

Es obvio que el proceso se ha desvirtuado desde que el Presidente del Senado - y Gobernador de Puerto Rico de facto - ha llevado la función constitucional de «consejo y consentimiento» a nuevos niveles bajunos.  El ejercicio descarnado del poder se da a plena luz del día, sin disimulos de clase alguna.  Nada se hace en la esfera gubernamental sin el visto bueno de Rivera Schatz, cuyo estilo atropellante e intimidante lo lleva indiscutiblemente a mandar más que el Gobernador, dentro y fuera de su partido.

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